miércoles, 17 de abril de 2024

LA VOLUNTAD DEL PADRE

  

Y Jesús les dijo:
– Yo soy el pan que da vida. El que viene a mí, nunca más tendrá hambre, y el que en mí cree, nunca más tendrá sed. Pero, como ya os dije, vosotros no creéis aunque me habéis visto. Todos los que el Padre me da vienen a mí, y a los que vienen a mí no los echaré fuera. Porque no he venido del cielo para hacer mi propia voluntad, sino para hacer la voluntad de mi Padre, que me ha enviado. Y la voluntad del que me ha enviado es que yo no pierda a ninguno de los que me ha dado, sino que los resucite el día último. Porque la voluntad de mi Padre es que todo aquel que ve al Hijo de Dios y cree en él, tenga vida eterna, y yo le resucitaré en el día último.

Jesús vuelve a decirnos que Él es el Pan de Vida. Se ha entregado para cumplir la voluntad del Padre. Esta voluntad es, que todos nos salvemos, que no se pierda nadie.
Este Pan de Vida se nos hace real en la Eucaristía. Cuando compartimos este Pan, nos hacemos uno con Él. El pan de la Eucaristía nos da la vida eterna.
La voluntad del Padre es que todos nos salvemos. Para ello debemos seguir a Jesús.

martes, 16 de abril de 2024

EL PAN DE VIDA


 - ¿Y qué señal puedes darnos – le preguntaron  para que, al verla, te creamos? ¿Cuáles son tus obras? Nuestros antepasados comieron el maná en el desierto, como dice la Escritura: ‘Dios les dio a comer pan del cielo.’
Jesús les contestó:
– Os aseguro que no fue Moisés quien os dio el pan del cielo. ¡Mi Padre es quien os da el verdadero pan del cielo! Porque el pan que Dios da es aquel que ha bajado del cielo y da vida al mundo.
Ellos le pidieron:
– Señor, danos siempre ese pan.
Y Jesús les dijo:
– Yo soy el pan que da vida. El que viene a mí, nunca más tendrá hambre, y el que en mí cree, nunca más tendrá sed.

Los contemporáneos de Jesús recuerdan el "manná" que recibieron en el desierto. Querrían algo semejante, que saciara sus necesidades sin esfuerzo. Nosotros, también a veces creemos, que si rezamos, Dios cubrirá nuestras necesidades materiales.  Jesús les dice, y nos dice, que hay otro pan más importante. Él es ese pan de Vida, el pan dado por el Padre.
Seguir a Jesús es recibir la verdadera Vida. Saciar el ansia de paz, de justicia, de alegría...Saber encontrar en nuestro mundo lo que de verdad es importante: el AMOR.
Seguir a Jesús, recibir su pan de Vida, es saber compartir, considerar a todos como hermanos, entregar nuestro corazón a todo el mundo. Esta es la verdadera VIDA que és Jesús. 

lunes, 15 de abril de 2024

BUSCAR A JESÚS

 

Al día siguiente, la gente que permanecía en la otra orilla del lago advirtió que los discípulos se habían ido en la única barca que allí había, y que Jesús no iba con ellos. Mientras tanto, otras barcas llegaron de la ciudad de Tiberíades a un lugar cerca de donde habían comido el pan después de que el Señor diera gracias. Así que, al no ver allí a Jesús ni a sus discípulos, la gente subió a las barcas y se dirigió en busca suya a Cafarnaún.
Al llegar a la otra orilla del lago, encontraron a Jesús y le preguntaron:
– Maestro, ¿cuándo has venido aquí?
Jesús les dijo:
– Os aseguro que vosotros no me buscáis porque hayáis visto las señales milagrosas, sino porque habéis comido hasta hartaros. No trabajéis por la comida que se acaba, sino por la comida que permanece y os da vida eterna. Esta es la comida que os dará el Hijo del hombre, porque Dios, el Padre, ha puesto su sello en él.
Le preguntaron:
– ¿Qué debemos hacer para que nuestras obras sean las obras de Dios?
Jesús les contestó:
– La obra de Dios es que creáis en aquel que él ha enviado.

Tras la multiplicación de los panes y los paces, la gente busca a Jesús. No lo encuentran donde pensaban. Han de ir a la otra orilla. Es la primera lección del evangelio de hoy: Jesús está donde menos lo pensamos. En la otra orilla. Jesús está allí donde están los que lo necesitan. está bien que lo busquemos en los templos, pero Él está con los hombres, con los pobres, con los que lo necesitan.
Debemos buscar a Jesús, pero debemos preguntarnos cuál es la razón por la que lo buscamos.¿Es para obtener beneficios?¿Para pedirle cosas? La oración de petición es legítima, pero, si nos quedamos en ella, nuestra Fe es muy raquítica. Debemos buscarlo para seguirle, para imitarle, para intentar ser como Él. Porque Él es el camino que nos lleva al Padre. 

domingo, 14 de abril de 2024

RECONOCERLO Y COMPARTIRLO

  

Entonces ellos contaron lo que les había pasado en el camino, y cómo reconocieron a Jesús al partir el pan.
Todavía estaban hablando de estas cosas, cuando Jesús se puso en medio de ellos y los saludó diciendo:
– Paz a vosotros.
Ellos, sobresaltados y muy asustados, pensaron que estaban viendo un espíritu. Pero Jesús les dijo
– ¿Por qué estáis tan asustados y por qué tenéis esas dudas en vuestro corazón?  Ved mis manos y mis pies: ¡soy yo mismo! Tocadme y mirad: un espíritu no tiene carne ni huesos como veis que yo tengo.
Al decirles esto, les mostró las manos y los pies. Pero como ellos no acababan de creerlo, a causa de la alegría y el asombro que sentían, Jesús les preguntó:
– ¿Tenéis aquí algo de comer?
Le dieron un trozo de pescado asado, y él lo tomó y lo comió en su presencia. Luego les dijo:
– A esto me refería cuando, estando aún con vosotros, os anuncié que todo lo que está escrito acerca de mí en la ley de Moisés, en los libros de los profetas y en los salmos, tenía que cumplirse.
Entonces les abrió la mente para que comprendieran las Escrituras, y les dijo:
– Está escrito que el Mesías tenía que morir y que resucitaría al tercer día; y que en su nombre, y comenzando desde Jerusalén, hay que anunciar a todas las naciones que se vuelvan a Dios, para que él les perdone sus pecados. Vosotros sois testigos de estas cosas.

Los discípulos de Emaús explican a los otros, escondidos en el cenáculo, su encuentro con Jesús. Él aparece en medio de ellos con su saludo: Paz a vosotros.
Siguen sin creer, llenos de miedo. jesús les ha de demostrar que no es un fantasma, que es Él de carne y hueso. Que todo lo ocurrido ya estaba escrito en las Escrituras. 
Jesús les da la misión que tenemos todos sus seguidores: anunciar a todo el mundo que deben convertirse y que el Padre les perdona. 
Todos debemos anunciar nuestra Fe. No es para encerrarnos en ella, para guardarla para nosotros, sino para compartirla, para vivirla en comunidad.
La paz que Él nos da, debemos llevarla a todo el mundo, debemos compartirla con todos.
Primero debemos reconocer a Jesús, saber encontrarlo. Después hemos de repartirlo, mostrarlo, hacer que los demás también lo reconozca. Que lo sepan ver en el pobre y en el necesitado. Y esto lo haremos amando, repartiendo la paz a nuestro alrededor.

sábado, 13 de abril de 2024

¡ESTÁ CON NOSOTROS!

  

Al llegar la noche, los discípulos de Jesús bajaron al lago, subieron a una barca y comenzaron a cruzarlo en dirección a Cafarnaún. Era completamente de noche, y Jesús todavía no había regresado. En esto se levantó un fuerte viento que alborotó el lago. Ellos, cuando ya habían recorrido unos cinco o seis kilómetros, vieron a Jesús que se acercaba a la barca andando sobre el agua y se llenaron de miedo. Él les dijo:
– ¡Soy yo, no tengáis miedo!
Entonces quisieron recibirle en la barca, y en un momento llegaron a la orilla adonde iban.

Los apóstoles están navegando en la oscuridad. Para Juan el mar simboliza la vida y la oscuridad la ausencia de Dios. El viento alborota el mar. nuestra vida no siempre es pacífica y tranquila. Muchas veces se nos presentan dificultades y problemas. Parece que Dios está lejos de nosotros, que estamos solos. 
Él está ahí, pero no sabemos verlo. No pensamos que Él puede andar sobre el agua. Que Él está por encima de nuestras dificultades.
Jesús siempre nos repite: no tengáis miedo. Él siempre está ahí, pero no siempre sabemos verlo. Cuando todo nos va bien es fácil verlo, rezar, decirle que le amamos. Pero cuando todo se revuelve a nuestro alrededor, cuando todo se complica, cuando las dificultades nos amenazan, Él está ahí con nosotros, pero hay que saber verlo. Si lo vemos, como los apóstoles, llegaremos pronto a la seguridad de la orilla. 

viernes, 12 de abril de 2024

SABER COMPARTIR

  

Después de esto, Jesús se fue a la otra orilla del lago de Galilea (también llamado de Tiberíades). Mucha gente le seguía porque habían visto las señales milagrosas que hacía sanando a los enfermos. Jesús subió a un monte y se sentó con sus discípulos. Ya estaba cerca la Pascua, la fiesta de los judíos. Al levantar la vista y ver la mucha gente que le seguía, Jesús dijo a Felipe:
– ¿Dónde vamos a comprar comida para toda esta gente?
Pero lo dijo por ver qué contestaría Felipe, porque Jesús mismo sabía bien lo que había de hacer. Felipe le respondió:
– Ni siquiera doscientos denarios de pan bastarían para que cada uno recibiese un poco.
Entonces otro de sus discípulos, Andrés, el hermano de Simón Pedro, le dijo:
– Aquí hay un niño que tiene cinco panes de cebadad y dos peces, pero ¿qué es esto para tanta gente?
Jesús respondió:
– Haced que todos se sienten.
Había mucha hierba en aquel lugar, y se sentaron. Eran unos cinco mil hombres. Jesús tomó en sus manos los panes, y después de dar gracias a Dios los repartió entre los que estaban sentados. Hizo lo mismo con los peces, dándoles todo lo que querían. Cuando estuvieron satisfechos, Jesús dijo a sus discípulos:
– Recoged los trozos sobrantes, para que no se desperdicie nada.
Ellos los recogieron, y llenaron doce canastas con los trozos que habían sobrado de los cinco panes de cebada. La gente, al ver esta señal milagrosa hecha por Jesús, decía:
– Verdaderamente este es el profeta que había de venir al mundo.
Pero como Jesús se dio cuenta de que querían llevárselo a la fuerza para hacerle rey, se retiró otra vez a lo alto del monte, para estar solo.

Jesús se preocupa porque toda aquella gente que le sigue para escucharlo no tienen que comer. Entonces, ante las dudas de sus discípulos que sólo ven el dinero que costaría alimentarlos, surge aquel niño con cinco panes y dos peces. Y Jesús, hace, que con aquellos pocos alimentos, coma toda la multitud y sobre gran cantidad.
Quizá el milagro estuvo, en hacer que todo el mundo, como el niño, compartiera lo que llevaba, resultando que había para todos y más.
Otra vez vemos, como los sencillos, los humildes, representados por aquél niño, son más generosos y pueden resolver problemas que los poderosos no solucionan. ¿Habría hambre en el mundo si compartiéramos como el niño? La Unión Europea quiere endurecer las leyes para que no entren tantos inmigrante en Europa. ¿Si realmente empleáramos nuestro capital en ayudar a que en sus países de origen se erradicara la pobreza, no sería la solución para que no los abandonaran?
La multiplicación de los panes se asocia siempre a la Eucaristía. ¿Hemos pensado que al comulgar nos hacemos Uno con Jesús y con todos los fieles, y que eso supone hacernos como Él, es decir, dar nuestra vida, entregarnos, compartirlo todo con los demás?

jueves, 11 de abril de 2024

CREER ES VIVIR

 

El que viene de arriba está sobre todos. El que es de la tierra es terrenal y habla de las cosas de la tierra. En cambio, el que viene del cielo está sobre todos y habla de lo que ha visto y oído. Sin embargo, nadie cree lo que él dice. Pero el que lo cree, confirma con ello que Dios dice la verdad; pues el que ha sido enviado por Dios habla las palabras de Dios, porque Dios da abundantemente su Espíritu. El Padre ama al Hijo y le ha dado poder sobre todas las cosas. El que cree en el Hijo tiene vida eterna; pero el que no quiere creer en el Hijo no tendrá esa vida, sino que recibirá el terrible castigo de Dios.

Juan, en el evangelio, nos dice que debemos creer en el Hijo y que esto nos da la Vida. Si creemos vivimos. La Fe es Vida, porque da el verdadero sentido a nuestra manera de vivir. Creer en Jesús es seguir su Palabra. Creer en Jesús es ser sus discípulos e intentar imitarlo en su vida. Creer en Jesús es amar.
A Dios lo conocemos a través de su Hijo, de Jesús que nos transmite la Palabra de Dios y nos transmite su Espíritu.
¿Queremos vivir? Debemos examinarnos para ver cómo es nuestra Fe en Jesús. Cómo le seguimos y lo imitamos.